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Espejito, espejito ¿dime si soy linda?

Todas alguna vez hemos sufrido del “síndrome de autoflagelación” en el que nos paramos frente al espejo a criticar nuestro aspecto físico, y a sufrir porque creemos que somos feas.

Espejito, espejito ¿dime si soy linda?Espejito, espejito ¿dime si soy linda?

Diversas teorías, de la psicología a la sociología, han intentado explicar por qué ocurre esto. Un estudio publicado en marzo de 2011 publicado en el Journal of Adolescence señalaba que las mujeres se sentían más feas en circunstancias diversas, como después de perder la virginidad, algo que era al revés en el caso de los hombres, que se sentían más guapos en dicha situación.

 

Refuerzos positivos y presiones negativas

No hace falta explicar que las mujeres necesitan cuidar su apariencia más que los hombres porque la sociedad así se lo exige. Es el resultado de una vieja tradición en la que la mujer era considerada el objeto de deseo del hombre, que era el que mandaba y decidía y por lo tanto debía cuidar su apariencia para satisfacer los deseos de este. Muestra de ello es que la industria cosmética dirija muchos más productos al público femenino que al masculino, aunque la tendencia se esté revirtiendo.


Somos feas (por comparación)

Ello tiene una consecuencia muy clara, y es que los medios de comunicación están infestados de mujeres atractivas. Súper modelos, presentadoras o bellas actrices que, en la mayor parte de casos, no hacen más que recordar al 99% de mujeres de este mundo que sienten que salen perdiendo en comparación.

La teoría evolucionista hace su aparición (como de costumbre)

Como suele ocurrir, el evolucionismo también tiene algo que decir sobre este tema. Partiendo de la concepción que define gran parte de sus hipótesis –el hombre es cazador y busca dejar su semilla en cuantos más lugares mejor, la mujer busca tener un único hombre que le ayude a criar sus retoños–, explican este sempiterno malestar femenino a partir de la idea de que las mujeres han de estar siempre listas para competir con otras hembras de su entorno inmediato y, por lo tanto, se encuentran programadas para identificar sus posibles puntos flojos.

Fuente: El Confidencial

¿Y tú, te para al espejo y te sientes fea?

 

Sobre el autor

Uriel Ardila

Redactor Vibra.

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