Nosotras sentimos pena de admitir muchas cosas, por eso hemos decidido ponernos en los zapatos de una valiente mujer que ha decidido contarlo todo…
Cosas que toda mujer se niega a admitir
Hola, soy una mujer promedio, con tus mismos temores y sueños, pero hoy he tomado la decisión de admitir todo aquello que jamás aceptaremos las mujeres; por eso digo (y, si quieres, di conmigo) “yo admito que…”
-Miento sobre lo que como, ya sea porque me meto en la panza más de lo que debo, o porque rompo la dieta y luego pregunto que por qué no bajo. La comida es una constante pelea conmigo misma.
-Me quito años, como casi todas las mujeres. Como no sé si ya estoy muy vieja para el trabajo que estoy haciendo o tengo muchos años para no haber logrado ciertas cosas que todas ya han realizado, me pongo la edad promedio de las que me rodean.
-No soy de la talla que digo ser, pues detesto que la gente se ponga a calcular las dimensiones de mi cuerpo. Cuando compro ropa me hago la extrañada y digo que ‘debe ser la marca’, o es que ‘es talla americana’ o ‘europea’.
-Nunca digo el número real de hombres con los que me he acostado, ya sea porque pienso que son muchos o muy poquitos; es un tema sobre el que jamás, jamás, jamás diré la verdad.
-Me muerde la envidia cuando a una amiga le va mejor que a mí. No me malinterpreten, me alegro por ella de corazón cuando consigue un empleo en el que ganará el triple o le proponen matrimonio de la forma más romántica que uno se pueda imaginar, pero en el fondo quisiera que eso me hubiera pasado a mí.
-Niego que mis deudas sean por darme gusto, y siempre le echo la culpa a los gatos de la casa, el estudio, cualquier cosa importante menos ese vestido divino del que me enamoré o esas botas preciosas que estaban en promoción.
-Se me ha salido un gas sin querer, y le he echado la culpa al gato, al bebé, al abuelito senil… ¡Al que se me pare al lado o pase cerca de mí! Jamás aceptaré que ese que casi mata a todos en el ascensor fue mío, ¡ni aunque me torturen!