Viendo una bola del árbol de navidad noté que adentro había un árbol en miniatura con sus bolas y luces respectivas.
Fijándome bien, bajo el pino comprimido también había regalos cuidadosamente envueltos y hasta un trencito eléctrico que los rodeaba sin detenerse. De repente llegó un niño a jugar junto al tren; hice sombra con mis manos para verlo mejor. Al parecer había un asaltante y él era el comisario que rescataría a la damisela que, deduje, estaba en el vagón principal.
Hubo una pelea pero el niño salió victorioso al final. La madre vino y le dio una mirada para cerciorarse seguramente que no abriera los regalos antes de tiempo y se fue a terminar la cena. El niño, que sabía lo que sucedería, se quitó su disfraz de superhéroe y dejó salir al bribón que llevaba dentro: destapó regalo por regalo hasta que encontró el que buscaba.En remplazo puso una cajita del mismo tamaño y corrió sin mirar atrás.
Nunca supe qué regalo era: no recuerdo casi mi niñez.