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Nuestros recuerdos del pasado son manipulados

Nuestras memorias están manipuladas y es probable que hasta los momentos más emotivos, como el encuentro con un gran amor o el nacimiento de un hijo, no sucedieran como los recordamos.

Nuestros recuerdos del pasado son manipuladosNuestros recuerdos del pasado son manipulados

Y no es que exista un dictador totalitario que ha logrado acceso a nuestro cerebro para modificarlo a su antojo; somos nosotros mismos quienes reescribimos nuestro pasado. Según un estudio de la Universidad del Noroeste (EEUU), la memoria toma fragmentos del momento actual y los inserta en el pasado para que encaje mejor en nuestro mundo presente.

Este trabajo, que se publica en la revista Journal of Neuroscience, es una prueba más de que el funcionamiento de nuestra memoria se parece poco al de una cámara de vídeo y que nuestros recuerdos no son demasiado fiables.

“Cuando piensas en el momento en que conociste a tu actual pareja, es posible que recuerdes un sentimiento de amor y euforia”, afirma en un comunicado de la Universidad del Noroeste Donna Jo Bridge, autora principal del estudio. “Sin embargo, es posible que estés proyectando tus sentimientos actuales sobre el momento del encuentro original con esta persona”, añade. De alguna manera, las memorias se adaptarían a un entorno cambiante para ayudarnos a enfrentarnos a lo que es importante para la supervivencia en el presente.

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Investigadores como Elisabeth Loftus, de la Universidad de California en Irvine, han probado en diversos experimentos que es posible insertar memorias falsas en una persona.

En una ocasión, logró convencer a un buen número de personas de que habían sorprendido a sus padres teniendo sexo e incluso sugestionó a un 16% de una muestra hasta que creyeron haber presenciado posesiones demoníacas. Para ir más allá e introducir memorias que, casi con total seguridad, no correspondiesen a nada sucedido en la realidad, Loftus convenció al 16% de los participantes en otro ensayo de que se habían encontrado con Bugs Bunny, un personaje de la Warner, en Disneyland. En una última vuelta de tuerca, realizó un experimento en el que consiguió hacer que un 30% de los participantes recordase haberse encontrado en Disneyland con un Bugs Bunny drogado que además les chupó las orejas.

La novedad del estudio de Bridge es que trata de mostrar el momento en que el recuerdo falso se implanta dentro de la memoria existente. Además, los autores del trabajo descubrieron que la sala de montaje en la que se editan los recuerdos como si de una película se tratase es el hipocampo.

Para realizar su experimento, se mostró a 17 individuos 168 objetos localizados en distintos lugares de la pantalla de un ordenador sobre distintos fondos, desde el fondo del océano hasta un paisaje rural, y se les pidió que recordasen su situación. A continuación, los investigadores pidieron a los participantes que localizasen los objetos en el mismo lugar que en el caso inicial, pero sobre un fondo distinto. En todos los casos, fallaron. En una tercera fase del estudio, se mostró a los voluntarios los objetos en tres lugares en la pantalla original y se les pidió que los colocasen en el lugar correcto. Las opciones que se les ofrecían eran la localización original del objeto, el lugar en el que ellos lo habían colocado en la segunda parte del experimento o una localización nueva.

“Los participantes elegían siempre la localización que habían escogido en la segunda parte”, explica Bridge. “Esto muestra que su memoria original de la localización había cambiado para reflejar la localización que recordaban sobre el nuevo fondo. Su memoria actualizó la información insertando la nueva información en el viejo recuerdo”, concluye.

Por último, cuando los investigadores cambiaron de nuevo el experimento y pidieron a los participantes que colocasen el objeto en una nueva localización distinta de la original, el pequeño cambio hizo que recordasen el lugar en el que estaba situado en la fase inicial de la prueba. Mientras realizaban estas pruebas, los participantes se sometieron a un sistema de imagen por resonancia magnética para observar su actividad cerebral y localizar el lugar y el momento en el que se estaban produciendo las modificaciones de la memoria.

Fuente: El Espectador

Sobre el autor

Uriel Ardila

Redactor Vibra.

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