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Vibra » Curiosidades del mundo » Recordar nos hace viejos….!
Curiosidades del mundo Ruth Quiroz Rivera agosto 7, 2015
A mi edad hay costumbres, comentarios y recuerdos que me confirman que el tiempo ha pasado y que ya estoy vieja:
Aun digo en forma jocosa: “Es que soy todo un Varón”, “Es que tengo la jeta redonda de decir ORO”, “Soy Terrible”
Siempre he tenido la duda de que haría si tuviera el poder de unir mis dedos índices en forma de triángulo y detener el tiempo.
Yo aún digo decol, gudiz, boliqueso, motitas, la parabólica, Telecom, banda de guerra, porristas (ahora se les llama Cheerleaders). Busqué a Javier con la ilusión de ganarme un premio y no me dejaban ver Inés de Hinojosa, ni En cuerpo Ajeno (por aquello de las escenas de desnudos).
En el colegio tuve cuaderno Norma de hojas amarillas, mi uniforme de educación física era una falda blanca de prenses, la directora de curso dictaba casi todas las materias y no había trabajos en grupo.
Generalmente sólo había un televisor en las casas y se veía lo que el papa dijera. Eso me pasó hasta que llegó la Perubólica y conocí Cartoon Network, Guri Guri, Alf, Caballeros del Zodiaco, animalandía, el Show de Jimmy, Dejémonos de vainas, Romeo y Buseta, Te quiero Pecas, Laura por Favor, La Tele, Zoociedad, toda la saga de las Marías de Thalía, Xuxa, Nubeluz, Vuelo secreto, Profesor Yarumo, Naturalia, San Tropel, Caballo viejo, entre muchos otros. (Ahora entiendo porque me gusta tanto la televisión si es que de pequeña vi demasiada).
También jugué stop, chicle americano, llene un chismógrafo que en nuestro tiempo era lo que hoy es Facebook, dependiendo de quien fuera solo unos podíamos llenarlo.
Mi papá me dijo cuelgue ese teléfono, que el teléfono es para acortar distancias no para hacer visita; claro como usted no es la que paga el teléfono.
Recuerdo que La Lambada era el reggaetón de nuestra época y el rock en español la electrónica. En todas las fiestas se daba de comida arroz con pollo o si era muy elegante Lechona y para los 24 y 31 de diciembre se arreglaban las cuadras y se cerraban esos días para la pachanga hasta el día siguiente. Eso sin contar, que todos los vecinos compartían vino, galletas y los más cercanos buñuelos y cena. (En ese tiempo si se comía, faltaba era estomago).
Prendí chispitas mariposas y me sabia la canción del comercial, odiaba los marranitos y me gustaba prender volcanes, también me encantaba ver como prendían los voladores.
Conocí el Troli de Bogotá, subí en buses amarillos donde el pasaje valía $14 pesos y los rojos, si mi memoria no me falla, costaban $17 pesos. Los taxis eran negros con una franja amarilla y no existía la troncal Caracas, la 15 no tenía los andenes amplios como los de hoy, la autopista norte era bastante rudimentaria y solo tenía 3 puentes.
Recuerdo que coleccionaba las figuritas del chavo que regalaba Yupi, que de onces me enviaban jugo de guayaba en el frasco de la mayonesa y que el motivo para comer pollo asado era fiesta o papá borracho.
De la gallada de amigos solo uno tenía bicicleta o en su defecto dos que compartían con el resto. ¡Ahh! Y patinábamos con un solo patín.
Juagábamos a la olla, yermis, golosa desde las 9 hasta las 7 de la noche y a lo único que entrábamos era a almorzar. A a las 7 nos entrabamos como el perro arrepentido esperando que no nos regañaran.
En Semana Santa no se comía pescado, no se escuchaba música, ni se hacía oficio.
Ir a San Andrés era un lujo y ni pensar en Miami.
Yo sí sé lo que es un casette, un LP, un disquette, un betamax y un VHS.
Recuerdo las frases “son de Miami, mentiras mentiras son Verlon”, “Javier tomate la colada, cual….cual colada”.
Lavé con el jabón Elefante y restregué la ropa con cepillo. Fui al parque el salitre en familia a hacer paseo de olla y por supuesto a montarme en las jirafas.
Muchas de estas cosas se las cuento a mi hijos y la gran mayoría de las veces me miran como ¿Mi Mamá era muy boba o todos eran tarados?, sólo me miran porque donde me lo digan, les volteo el mascadero. Muchas de las personas que leerán esto entenderán porque son de mi generación y seguro se me quedaron muchas cosas por recordar y a los que no entienden que pena que no vivieron la época de estos viejos.
Todos estos recuerdos son agradables, los disfrutamos y a veces hasta los anhelamos, pero como decía Chespirito: “El mejor día es mañana”.