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12 mitos populares sobre el divorcio

12 mitos populares sobre el divorcio 12 mitos populares sobre el divorcio

Existen frases populares que son frecuentes entre parejas que se van a separar, frases que son intimidantes pero que desde un punto jurídico no tienen fundamento.

Como una forma de contribuir a la comprensión de las normas que regulan el divorcio, el abogado Helí Abel Torrado, especializado en derecho de familia, y la periodista María Clara Mendoza, decidieron recopilar y analizar los 12 mitos sobre el divorcio en un libro que Editorial Norma. El libro permite a las parejas en conflicto reflexionar sobre lo que implica la decisión de divorciarse desde el punto de vista legal, conocer cuáles son sus derechos y deberes como cónyuges y como padres y, en una forma práctica, saber qué pasos deben seguir para proteger esos derechos cuando la disolución matrimonial es inminente. Este libro está escrito para quienes estén familiarizados con alguna de estas frases:

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MITO 1:

NUNCA LE DARÉ EL DIVORCIO


Esta es una respuesta frecuente cuando uno de los cónyuges llega a la decisión de divorciarse ya sea luego de una separación previa o como una medida para solucionar una vida conyugal destrozada. Pero el que uno de los dos cónyuges no acepte la determinación del otro no quiere decir que su petición no pueda prosperar. El divorcio no depende de la voluntad de ambos sino de que se hayan tipificado o no las causales que la ley contempla para otorgarlo. El rechazo de un cónyuge al divorcio significa es que no será de común acuerdo y, por tanto, pelearán en los tribunales.

MITO 2:

LE QUITARÉ LOS HIJOS

Perder a los hijos es el temor más grande que asalta a quienes se enfrentan a un proceso de divorcio. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, ningún padre puede quitarle al otro el derecho a permanecer con sus hijos. En eso la ley es estricta. No son los padres quienes deciden a cuál le corresponde el cuidado de los menores. Es el juez de familia quien determina, según las circunstancias que más convengan a los niños, cuál tendrá la custodia. No obstante, a pesar del divorcio, ambos padres conservan la patria potestad sobre los hijos y por tanto sus obligaciones y derechos permanecen.

MITO 3:

LE DEJARÉ SIN UN CENTAVO

La parte económica es el tema que más conflictos genera dentro del proceso de divorcio. Pero pensar que se puede dejar al otro cónyuge en la ruina es una apreciación equivocada. La ley establece que todos los bienes habidos dentro del matrimonio conforman una sociedad. Y, en caso de disolverse, ese patrimonio corresponde a cada uno en partes iguales, sin importar quién sea el titular de esos bienes. Sin embargo, ante la inminencia de un divorcio, vale la pena tomar algunas medidas de precaución para lograr que esa liquidación sea equitativa.

MITO 4:

ME DEBE PASAR LA MITAD DE LO QUE GANA

Muchas mujeres piensan, erróneamente, que el tener derecho al 50 por ciento de los bienes de la sociedad conyugal significa también que, al separarse, sus esposos deberán seguir cubriendo con la mitad de sus ingresos los gastos de sostenimiento del hogar, máxime si ellas obtienen la custodia de los hijos. Esta creencia lleva, con frecuencia, a desagradables sorpresas. Aunque la ley protege el patrimonio familiar, también establece unas pautas sobre las obligaciones económicas de cada uno de acuerdo con sus capacidades. Y, ante todo, no patrocina ni la irresponsabilidad de los padres ni la avaricia o la holgazanería de los cónyuges.

MITO 5:

LOS HOMBRES PUEDEN SER INFIELES

Por cuenta del machismo que imperó durante muchos años en la legislación colombiana, la infidelidad de los hombres es muchas veces tolerada por sus esposas. Mientras gran parte de los matrimonios sobreviven a la infidelidad masculina pocos logran superar la de la mujer. Pero desde la ley la de 1976, que reformó el Código Civil, se consagró como causal de divorcio y de separación “las relaciones sexuales extramatrimoniales de uno de los cónyuges, salvo que el demandante las haya consentido, facilitado o perdonado”. Cualquiera de los dos que establezca una relación íntima con otra persona, así sea esporádica o casual, viola el deber de fidelidad del matrimonio e incurre en una causal de divorcio.

MITO 6:

SI SE VA, LE DEMANDAN POR ABANDONO DEL HOGAR

Si bien el incumplimiento de las obligaciones originado en el abandono del hogar es una causal de divorcio, la ley no obliga a una persona a vivir con otra cuando existen agresiones físicas o sicológicas que impiden la posibilidad de continuar la vida conyugal. Marcharse del hogar es posible si existe una causa justificada y, en este caso, no se incurre en la causal de abandono. Por el contrario, quien debe irse para proteger su integridad física o emocional puede presentar demanda contra el cónyuge que permanece en el hogar pero que motivó su retiro del lugar de cohabitación.

MITO 7:

CUANDO LE HABLE DE DIVORCIO, SE IRA DE LA CASA

Una sorpresa frecuente es encontrarse con el hecho de que el otro cónyuge continúe viviendo en el hogar. En Colombia no son pocos los casos de personas que tienen que convivir con quien está a punto de ser o ya es su ex cónyuge. Las razones para que uno de los esposos se niegue a abandonar el hogar son múltiples e involucran tanto factores emocionales como económicos uno de los dos no está convencido de que el divorcio sea la mejor opción o teme perder a sus hijos o sus bienes y por ello muchos ‘separados’ continúan durante mucho tiempo conviviendo bajo el mismo techo a pesar de la autorización judicial de residencias separadas.

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MITO 8:

CON TAL DE NO VERLE MAS, QUE SE QUEDE CON TODO

Ante una situación de crisis matrimonial la primera idea que puede cruzar por la mente es la de salir corriendo. Sin embargo, poner fin a una unión por las vías de hecho y no por las del derecho no es la mejor forma de afrontar el conflicto. Por tratarse el matrimonio de un contrato, esta actitud precipitada lleva al incumplimiento de una serie de obligaciones que pueden generar serios problemas legales. Abandonarlo todo puede parecer la única solución en una situación desesperada, sin embargo este comportamiento pone a los cónyuges en un estado de indefinición legal que puede tener insospechadas consecuencias en el futuro.

MITO 9:

¿COMO VOY A PEDIR EL DIVORCIO SI CUMPLE CON TODOS LOS GASTOS?”

No son pocas las personas que se resignan a vivir en un matrimonio ‘de apariencia’ simplemente porque consideran que es imposible reclamarle judicialmente a un cónyuge que cumple con todas sus responsabilidades económicas del hogar. No obstante, entre las personas casadas existen obligaciones que van más allá del dinero o la alimentación. El compromiso de socorro y ayuda se extiende también al apoyo de carácter moral y afectivo que deben prestarse los esposos entre sí y a los hijos que hayan procreado, en todas las circunstancias de la vida. Esto incluye lo que se conoce como el débito conyugal, según el cual la satisfacción sexual como expresión del amor hace parte importante del compromiso como pareja.

MITO 10:

SE FUE A VIVIR CON UNA CUALQUIERA

A pesar de haberse divorciado legalmente muchas parejas continúan ’emocionalmente casadas’. Es frecuente el caso de cónyuges que, después de la separación, prácticamente siguen exigiendo la fidelidad del otro. Entonces, cuando se enteran que éste ha iniciado una nueva relación sentimental reviven las peleas y las agresiones. Estas se dirigen especialmente hacia esa persona que ha entrado a formar parte de la vida de su ex cónyuge. Con esa actitud lo único que se consigue es perjudicar enormemente la relación con los hijos comunes. Pero el derecho de las personas divorciadas a iniciar una nueva vida matrimonial es legítimo y esa unión es, ante la ley civil, tan válida como el anterior.

MITO 11:

SI YA ME ORGANICÉ, ¿PARA QUÉ ARREGLO PAPELES?

Cuando se aprobó en Colombia el divorcio para el matrimonio celebrado por el rito católico, más que una alternativa para el futuro fue visto como una solución para el pasado. Millones de colombianos cuyos matrimonios habían fracasado se habían separado de hecho y una buena parte de ellos había contraído nuevas uniones en el exterior ante la imposibilidad de hacerlo en el país. Hasta ese momento las parejas así formadas vivían en un ‘limbo jurídico’. El divorcio permitió el reconocimiento legal de esas nuevas uniones. No obstante, para que el Estado proteja los derechos y las obligaciones patrimoniales de una segunda unión, es indispensable que exista la disolución de la sociedad conyugal conformada por el matrimonio anterior.

MITO 12:

TODO DIVORCIO IMPLICA UNA BATALLA CAMPAL

Una de las grandes conquistas de los colombianos con la ley del divorcio fue la figura del ‘mutuo consentimiento’ que se incluyó como causal. Antes de eso, el único modo de tramitar un divorcio era a través de un proceso contencioso, el cual exige una demanda formal de acusaciones y pruebas. De ahí surgió la creencia, generalizada, de que todo divorcio implica una batalla jurídica. Pero eso no es del todo cierto. En Colombia existe la opción de tramitar el divorcio de común acuerdo, lo cual hace el proceso más rápido y menos tormentoso. No es el divorcio lo que acaba los matrimonios. La legislación colombiana lo estableció para dar una solución legal a los matrimonios ya destruidos. Y su reglamentación busca velar por los derechos y deberes que subsisten entre ellos como cónyuges y frente a sus hijos. Sin embargo, por tratarse de una situación que involucra sentimientos, emociones y pérdidas, no es fácil que dos personas que una vez se unieron por amor puedan afrontarlo de una manera serena.

Quizás un factor que contribuye a hacer del proceso más tortuoso es el desconocimiento de la ley. Los temores que surgen de la ignorancia llevan a que la culminación legal a una situación irremediable sea una verdadera batalla, que deja emocionalmente devastados no silo a los dos contendores sino a los hijos. Quien haya pasado por una separación sabe que es un proceso doloroso y difícil. Pero divorcio no es sinónimo de batalla campal. Este es sólo la herramienta jurídica que permite a las personas establecer las bases legales de su nueva vida.

Tomado de Semana 

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Sobre el autor

Uriel Ardila

Redactor Vibra.

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