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Nuestro Amigo

A ustedes no les ha pasado que después de andar y andar por el mundo buscando a su alma gemela encuentran a un hombre y sienten que es el que siempre habían buscado o su verdadero “amor” y todo funciona muy bien hasta que conocen a un amigo de esa persona.

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Pues a mí me pasó…. Después de rodar y rodar encontré a un buen ser humano, no perfecto, pero sí una gran persona con muchas cualidades y virtudes de exaltar.

Nuestra relación es como cualquiera, hay días buenos, hay días malos. Con lo que yo no contaba era que iba a conocer a un gran amigo de mi pareja que lograría impactarme como logró hacerlo esta persona.

El día que lo conocí me pareció bastante atractivo pero simplemente lo vi como el amigo de mi pareja. Con el paso del tiempo y a pesar del respeto que me inspiraba mi pareja: la admiración que empezó a despertar en mí, las aptitudes y valores de esa persona me acercó más, tanto que un día caí en cuenta que ya no lo miraba con los ojos de un amigo. Entendí que la atracción que sentía hacia esa persona era latente y aunque no era evidente, se sentía en el ambiente.

Durante mucho tiempo pensé que estaba loca por fijarme en otra persona diferente a mi pareja, no lograba aceptar que aunque sea normalmente feliz o estable con alguien puedas desear a alguien más. Lo que no me imaginaba era que después de mucho tiempo, un día el destino nos pusiera en el mismo camino y las casualidades o las posibilidades dieron pie a un encuentro sin mayores interrupciones.


Esta vida loca me puso en un encuentro sin cita para que los dos desnudáramos nuestras almas y confesáramos que nos gustábamos el uno al otro. No piensen mal, no pasó más de una larga y sincera conversación donde sin darnos cuenta nos declaramos la gran admiración y respeto que sentíamos el uno del otro, pero al mismo tiempo reconocimos el dolor que podría causar una traición.

El mirarnos fijamente, el deseo, la pasión y lujuria se desbordaba, pero increíblemente la prudencia y la gran sabiduría de ese amigo no permitieron que sucediera algo más que una real y hermosa conversación. Aún somos grandes amigos que compartimos un gran secreto nuestro “deseo del uno al otro”. Hemos tocado el tema en varias oportunidades y aunque no lo crean aún no hemos tenido ni el más mínimo acercamiento físico.

Tenemos claro que no sabemos si es deseo, lujuria, pasión o amor. Pero al mismo tiempo, investigar y aclarar el sentimiento puede traer consecuencias. Sabemos que si permitimos que nuestros instintos animales nos dominen tenemos una alta posibilidad de enredarnos la vida y tal vez por una noche loca que no se repita. En juego están nuestras relaciones, nuestra vida en familia porque la cercanía es bastante y no nos han hecho falta oportunidades. Pero su decisión de no traicionar a su amigo me hace cada día admirarlo y respetarlo más.

No les voy a mentir, ganas no me han faltado de descubrir qué es lo que siento realmente por esa persona; pero al mismo tiempo me puede más el miedo a descubrir algo desconocido y caer en las redes de un sentimiento que tal vez no pueda controlar.

Han pasado muchos años y no me engaño, no sé si algún día pase algo, no sé si tendré la fuerza de voluntad de decir NO en un momento de debilidad. Lo único real que hay en esta relación es que hay una atracción muy fuerte que cada vez que estamos en el mismo lugar se percibe en el ambiente. Él me lo dijo: “va llegar el día en que no podamos contenernos, el tiempo lo dirá”.

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